Sabato... querido y remoto Maestro


 
Ernesto Sabato, mi Tradicionalista favorito, aun sin haber él manejado jamás ese término.

Conozco la obra de Sabato desde hace más de 20 años y conocí la Tradición hace como un par de años recién, o un poquito más (me enteré de que algo así "denominado" existía, mejor dicho, recién entonces). No pasó ni medio año de aquello que ya empecé a plantearme la idea de que quizá Sabato fue un Tradicionalista innato, natural. Sin embargo, sinceramente, por el conocimiento que tengo de su obra (subrayo aquí que cuando lo leí no tenía ni noción sobre la Tradición, ni sus exponentes, filosofía ni nada próximo o relacionado a ella) dudo que se haya acercado a ese camino formalmente.

Pienso que de haberlo conocido (asumo que no, aunque tendría que volver a leerlo para ver ahora si hizo alguna mención explícita al respecto), quizá lo hubiera abrazado. Siempre lo vi como añorando una vía humana de anclaje a tierra y con El Absoluto, una vía, un camino claro con respecto a esa búsqueda, algo diferente al caos infinito de posibilidades que le defraudaron, algo que resuene con lo que sentía, veía y buscaba. Añoraba, una forma de expresarlo, de conjugarlo, una vía que le permitiera entender ese desarraigo que, me parece, sentía sobre sí mismo con respecto al mundo y la mentalidad decadente de Ocidente; hecho por el que algunos lo confundieron con frecuencia con un "posmoderno" 🤣 pero nada más alejado, vivió su vida cuestionando y denunciando la "dilución" posmoderna (aunque no con ese nombre), no como una de las expresiones más antimodernas, como algunos consideran al posmodernismo, sino todo lo contrario, como su subsecuente deriva lógica, la expresión más aguda y lacerante de la enfermedad del hombre moderno.

En ese intento, entre la constante búsqueda y el cuestionamiento, postuló una especie de camino "dual" espiritual/social que él mismo conjugó y postuló como como posible vía, esa suerte de "socialismo cristiano" pero que al final, al parecer, tampoco llegó a llenarlo del todo. Siempre vi ese desarraigo en él, esa búsqueda eterna, sin descanso y a veces incluso casi desesperanzada... quizá porque precisamente se creyó o sintió un poco sólo en la misma, pero tan en sintonía con la que los tradicionalistas también prefiguraban.

Ahora no puedo sino verlo de esa manera, un Tradicionalista intuitivo, sí, porque la Tradición lo encontró a él, o es que vivió siempre dentro de él, quizá aun sin saberlo, sin una adscripción formal: y es que es una constante y sobrecogedora búsqueda de lo trascendente, del Absoluto, aquello que permea y traspasa toda su obra.

O alguien, corríjame por favor, ¿hubo algo en su obra que haya dado a entender que iba formalmente por ese camino? 👀 De cualquier maneras, con y desde su propia vida fue una especie de personificación intuitiva de esa Tradición: llegó a ser Doctor en Física pero más tarde cambió los números por las letras, pero no solo por las letras, sino por esa búsqueda de ese sentido trascendente que antes había creído encontrar en las matemáticas.

· Y así vivió a partir de entonces su vida en ellas, en las letras, y así como una suerte de "Tradicionalista innato", pudo ver en la poesía y en los mitos algo más, algo que bien pudo intentar ser mostrado por uno de sus personajes, y por su propio puño y letra:

«El poeta, inspirado por los demonios, repite las palabras que nunca habría dicho en su sano juicio, describe visiones de sitios sobrenaturales, lo mismo que el místico.»
(Sábato, Abaddón, el Exterminador, 1974)

· Reflejó también constantemente en sus escritos su búsqueda espiritual:

«...cuando veo aquellos rostros inefables que siguen estremeciéndose ante un cielo tormentoso, o los que aún tiemblan al pronunciar palabras sublimes, pienso entonces en la desdicha de los hombres destinados a la belleza, pero forzados a sobrevivir en la banalidad de esta cultura donde lo que alguna vez fue sentido, ha degenerado en burda diversión, en estimulantes o patéticos objetos decorativos. Triste epílogo de un siglo destrozado entre los delirios de la razón y la crueldad del acero.»
(E. Sábato, Antes del Fin, 1999)

· Así como su desencantamiento con respecto a la mentalidad moderna del autoproclamado "semidiós" ilustrado que terminó en un completa contradicción: el nihilista desarraigado y alienado de sí mismo en medio del vacío de la posmodernidad...

«El siglo XX esperaba agazapado como un asaltante nocturno a una pareja de enamorados un poco cursis. Esperaba con sus carnicerías mecanizadas, el asesinato en masa de los judíos, la quiebra del sistema parlamentario, el fin del liberalismo económico, la desesperanza y el miedo. En cuanto a la Ciencia, que iba a dar solución a todos los problemas del cielo y de la tierra, había servido para facilitar la concentración estatal y mientras por un lado la crisis epistemológica atenuaba su arrogancia, por el otro se mostraba al servicio de la destrucción y de la muerte. Y así aprendimos brutalmente una verdad que debíamos haber previsto, dada la esencia amoral del conocimiento científico: que la ciencia no es por sí misma garantía de nada, porque a sus realizaciones les son ajenas las preocupaciones éticas.

Frente al caos capitalista, surgió el movimiento socialista, pero pronto adquirió los atributos del siglo que quería combatir: la Ciencia y la Máquina se convirtieron en sus dioses tutelares, y al socialismo "utópico" de Owen, Fourier y Saint-Simon sucedió el socialismo "científico" de Marx. Y de este modo, la concentración del poder estatal mediante la ciencia y la economía condujo a los superestados basados en la máquina y en la totalización.

Esta crisis es el fin de toda esa concepción de la vida y del hombre, que surgió en Occidente con el Renacimiento. De tal modo que es imposible entender este derrumbe si no se examina la esencia de esa civilización renacentista.

Tal como Berdiaeff advirtió, el Renacimiento se produjo mediante tres paradojas:
1a Fue un movimiento individualista que terminó en la masificación.
2a Fue un movimiento naturalista que terminó en la máquina.
3a Fue un movimiento humanista que terminó en la deshumanización.

Que no son sino aspectos de una sola y gigantesca paradoja: la deshumanización de la humanidad.

Esta paradoja, cuyas últimas y más trágicas consecuencias padecemos en la actualidad, fue el resultado de dos fuerzas dinámicas y amorales: el dinero y la razón. Con ellas, el hombre conquista el poder secular. Pero — y ahí está la raíz de la paradoja— esa conquista se hace mediante la abstracción: desde el lingote de oro hasta el clearing, desde la palanca hasta el logaritmo, la historia del creciente dominio del hombre sobre el universo ha sido también la historia de las sucesivas abstracciones. El capitalismo moderno [y el progresismo posmoderno, esto es un añadido mío, en su lugar Sabato escribió "ciencia positiva"] son las dos caras de una misma realidad desposeída de atributos concretos, de una abstracta fantasmagoría de la que también forma parte el hombre, pero no ya el hombre concreto e individual sino el hombre-masa, ese extraño ser todavía con aspecto humano, con ojos y llanto, voz y emociones, pero en verdad engranaje de una gigantesca maquinaria anónima. Este es el destino contradictorio de aquel semidiós renacentista que reivindicó su individualidad, proclamando su voluntad de dominio y transformación de las cosas: ignoraba que también él llegaría a transformarse en cosa.

Hombres como Pascal, William Blake, Dostoievsky, Baudelaire, Lautréamont, Kierkegaard y Nietzsche intuyeron que algo trágico se estaba gestando en medio del optimismo [modernidad, esto es un añadido mío]. Pero la Gran Maquinaria siguió adelante. Desolado, el hombre se sintió por fin en un universo incomprensible, cuyos objetivos desconocía y cuyos Amos, invisibles y crueles, lo llenaban de pavor. Mejor que nadie, Franz Kafka expresó la sensación de desamparo del hombre de nuestro tiempo. Y aunque la soledad del hombre es perenne, no sociológica sino METAFÍSICA, únicamente una sociedad como ésta podía revelarla en toda su magnitud. Así como ciertos monstruos sólo pueden ser entrevistos en las tinieblas nocturnas, la soledad de la criatura humana se tenía que revelar en toda su aterradora figura en este crepúsculo de la civilización maquinista [es decir, Posmodernidad, también esto lo añadí yo]»
(Sabato, Hombres y Engranajes, 1951)
Nótese aquí que las ideas posmodernas recién se empezarían a gestar por los años 60, es decir, 10 años después de este libro, pero Sabato ya intuía el derrotero por el que se encaminaría esa "filosofía moderna" de vida; es decir, ya vía el rumbo de su decadencia: la posmodernidad.

Sabato ha sido para mí no solo una especie de maestro desde mi adolescencia, y lo es para muchos aun sin haber pretendido jamás serlo, nunca jamás se percibió como tal, ni como alguien "iluminado", un gurú, etc., de esos especímenes que abundan y sobreabundan y parecen reproducirse hoy tanto que hasta parece que se los encuentra uno hasta debajo de las piedras (de esos que poco o nada tienen en sus ideas simplistas, simplonas, reduccionistas, maniqueístas y dicotómicas para ser rescatad). No, él mismo se veía como alguien que necesitaba "que lo apuntalaran" (como a una casa vieja, decía), solo quería que lo recordaran como "un viejito cascarrabias, pero en el fondo buen tipo". Y creo que en eso también se reconocía su grandeza: los grandes nunca necesitan echarse flores, son sencillos y accesibles, por eso brillan con luz propia (a diferencia de la mediocridad y mezquindad que necesita la autoalabanza, echarse flores y pone zancadillas a otros, esa bajeza que busca apagar el brillo de otros porque solo así puede recién intentar "hacerse notar". Alabanza en boca propia es vituperio", decía mi sabia abue; cuánta razón!).

Y no solo ha sido esa suerte de maestro para mí, sino también un refugio, un rinconcito de letras, de arte y para el alma al que siempre, SIEMPRE, vuelvo...

Esta entrevista es de 1977. Les invito a escucharlo... y ¿por qué no?, a deleitarse también con su magnífica obra!"


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Como bonus, un pedacito de un pequeño proyecto en el que estuve trabajando años atrás por puro amor al arte, digo, a Sabato 😁.  Conocen o reconocen la música? 😉 







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